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Las momias de Knoche

Las momias de Knoche

 

 foto-1 A la altura de Galipán todavía quedan restos de la casa que albergó alguna vez momias reales de cuerpos no reclamados durante la Guerra Federal venezolana: la hacienda “Buena Vista”. El artífice detrás del proceso de momificación fue el científico alemán Gottfried August Knoche, quien emigró a Venezuela en 1840 y diseño un líquido secreto que permitió momificar cuerpos sin necesidad de sacar las vísceras a los cadáveres, como antaño era costumbre. 

Los servicios médicos de Knoche fueron fundamentales para los venezolanos durante una epidemia de cólera que asoló el país entre 1954 y 1955. El médico llegó a dirigir el desaparecido Hospital San Juan de Dios de la Guaira y edificó su residencia en el sector Palmar de Cariaco, cerca de Galipán en el cerro El Ávila.

Construyó un mausoleo de veinte metros de alto con seis nichos para él y su familia y un laboratorio en donde hacía los experimentos, por los que es recordado hoy en día no solo por su eficacia, sino por la particularidad de su instrumento de trabajo: cadáveres.

Entre las cuatro paredes que formaban su laboratorio, Knoche inyectaba una fórmula secreta –incluso después de su muerte, nadie conoce su composición– en la yugular de cuerpos sin vida que impedía su descomposición

“¿De dónde sacaba los cuerpos?”, se preguntan muchos al enterarse de la historia. El doctor Knoche se las ingeniaba para obtener y trasladar a los enfermos que morían en el Hospital San Juan de Dios de la Guaira y no eran reclamados por nadie. Las habladurías cuentan que una de sus primeras momias fue un soldado de la federación: José Pérez y de forma peculiar fungió como “vigilante” de la entrada al mausoleo familiar durante décadas.

El doctor vistió a Pérez con un uniforme militar y un arma de combate y también momificó cadáveres de perros para que acompañaran al soldado.

Al correrse la voz de los experimentos de Knoche, fue contactado por personas que buscaban conservar por más tiempo el cuerpo de sus familiares difuntos. De esta forma, el alemán momificó el cadáver del periodista y político Tomás Lander y el ex presidente de Venezuela, Francisco Linares Alcántara.

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En el caso de Lander, sus familiares decidieron vestirlo con sus ropas, sentarlo en su mesa de trabajo en actitud de escribir y lo dejaron en su estudio dentro de su casa. Permaneció allí durante 39 años hasta que el presidente Antonio Guzmán Blanco ordenó su entierro en el Panteón Nacional.

Knoche momificó los cuerpos de su familia y al morir, el 2 de enero de 1901 con 87 años, dejó a su enfermera, Amalie Weismann, una dosis de su suero momificador para que se la aplicara luego de su muerte. Posteriormente, ella también moriría y se le inyectaría una dosis –la última-.

La Hacienda Buena Vista fue abandonada y saqueada. Robaron y esparcieron las momias y destruyeron las lápidas del mausoleo, pero iniciativas privadas han logrado convertir el lugar en un sitio turístico y hoy en día, cualquier curioso que quiera conocerla puede ir a hacerlo. No encontrará momias reales, pero sí muñecos que las representen y conocerá los restos del laboratorio que alguna vez las albergó.

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