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Venerando al Doctor, a 99 años del fallecimiento del Dr. José Gregorio Hernández

Venerando al Doctor, a 99 años del fallecimiento del Dr. José Gregorio Hernández

 

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Mural en honor al Dr. Jose Gregorio Hernandez, Esquina de Amadores, La Pastora Caracas

Disciplina y Caridad, dos virtudes difíciles de encontrar coexistiendo en perfecto equilibrio dentro de la personalidad de un individuo. Estás virtudes fueron los pilares sobre los cuales decidió construir su camino el Dr. José Gregorio Hernández Cisneros.

Un camino que transitó enmarcado en la mejor forma de prédica que se puede llevar a cabo, es decir, la del ejemplo por medio de la acción, a través de la cual fue sembrando a su paso y dentro de quienes le rodearon dos semillas de vital valor: la curiosidad y sed de aprendizaje, junto al fervor por ayudar al prójimo con humildad.

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Hoy más que nunca nuestra población necesita del germinado de esas semillas, nada mal nos vendría seguir el ejemplo de nuestro querido Doctor empleando como él lo hizo, el conocimiento que logremos adquirir por medio de la vocación de cada uno para hacer de nuestro mundo un lugar mejor, ayudando con éstas herramientas a cuanto miembro de las comunidades nos sea posible. De esta forma podríamos esparcir el valor de su ejemplo y reproducir el efecto positivo de sus enseñanzas.

Nuestra patria era conocida como Los Estados Unidos de Venezuela, cuando el mayor de 6 hermanos nació en Isnotú, en el estado Trujillo un 26 de Octubre de 1864, sería nombrado José Gregorio y ya desde muy pequeño llamaría la atención de sus profesores, debido a su excelente comportamiento y distinguidas calificaciones como estudiante.

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Al crecer quería estudiar derecho, pero su padre le guía a estudiar medicina, y con apenas 13 años y medio bajó la sierra trujillana desde Isnotú hasta La Ceiba en mula, luego por el lago de Maracaibo hasta La Guaira en barco y de allí a Caracas en tren. Los libros siempre fueron sus compañeros favoritos. Obtiene el título de Bachiller en Filosofía a los 17 años y enseguida ingresa a la carrera de Medicina en la UCV. La situación era precaria en la familia, así que aprendió de un amigo los oficios de la sastrería, y se confeccionaba sus propios trajes. Daba clases particulares para ayudar en su hogar, mientras se basaba en el siguiente lema: “En el hombre el deber ser es la razón del derecho, de manera que el hombre tiene sus deberes, antes que tener derechos”. Llegó a dominar 7 idiomas y regresó a Isnotú, como le prometió a su madre, quien falleció cuando él tenía tan solo 8 años, en su pueblo de origen no existían doctores, y se dedica a ayudar a los suyos.

El Presidente de la República el Dr. Juan Pablo Rojas Paúl le envía a París, con la misión de traer al país todas las nuevas herramientas y conocimientos en medicina, que se desarrollaban en Europa para ese entonces. Estudia en los Laboratorios de Charles Robert Richet (Premio Nobel de Medicina en 1913) y sus posteriores formadores van a ser los discípulos de Pasteur.

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El Dr. Hernández cumple a la perfección con la misión encomendada, y trae a su regreso, el primer microscopio que existió en el país, se convierte en Profesor de la UCV, siendo el fundador de importantes cátedras dentro de la carrera de Medicina. En dos ocasiones suspendió sus labores como profesor, la primera para dedicarse a estudios eclesiásticos y la segunda por el cierre de la UCV ordenado por el Presidente Dictatorial Juan Vicente Gómez. Publicó numerosos trabajos en medicina y escribió 5 obras literarias, publicadas en El Cojo Ilustrado.

El 29 de junio de 1919 en horas de la tarde, José Gregorio Hernández salió para atender a una enferma de escasos recursos, y en la esquina de cardones fue atropellado por Fernando Bustamante, un joven mecánico de 28 años de edad, dueño de un Essex. El Dr. Hernández sufrió fractura de cráneo, al golpear la acera, fue atendido en el Hospital Vargas donde lamentablemente falleció.

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Hoy rendimos honor a la memoria de este insigne venezolano, del cual nos sentimos todos muy orgullosos, ya sea por su destacada labor científica o su devota entrega en ayudar a los más necesitados a través de sus dotes profesionales. La vida del Dr. Hernández nos debe inspirar, para seguir su ejemplo, ser mejores ciudadanos y lograr con ello conformar una gran nación, demostremos que podemos transformarnos en una población digna de recibir y celebrar su futura Canonización.

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