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La Caracas de José Ignacio Cabrujas

La Caracas de José Ignacio Cabrujas

Cabrujas

Son muchos los artistas, escritores y pensadores que han visto en Caracas a su musa. Hay algunos que narran sus historias y experiencias sobre la ciudad. Pero están aquellos que han creado un vínculo con esta; un vínculo que da razón de lo que son y de lo que es la ciudad.

De este último grupo resalta uno, un dramaturgo caraqueño que cambió la forma de hacer cine y televisión. Aquel hombre de letras es José Ignacio Cabrujas, quién nunca pudo separar su mente de aquellos paisajes agrestes que de niño recorrió y en su madurez vió desplomarse bajo el asfalto y la modernidad.

Lo primero que conoció José Ignacio de su ciudad fueron aquellos campos de una Caracas que aún no había entrado en el auge de la modernidad. De esta manera, aquel joven recorría los grandes campos florales de un sector de Caracas que años después se volvería un gran centro industrial, Catia.

Catia lo marcó de tal manera que una vez narrando unos de sus viajes a Irán, se encontró a sí mismo sumergido en un bazar lleno de colores y olores que lo llevaron de vuelta en el tiempo a su ciudad. En ese lugar pudo recordar los mercados de Caracas más específicamente de Catia, aquellos por los que tanto caminó, admirando y probando nuevas frutas, a la par descubría aquella jerga y métodos característicos. Contaba sobre su asombro al verse negociando con los vendedores iraníes, aún sin conocer su lengua, así como si estuviese en un mercado caraqueño.

El Ágora caraqueña

El Ágora caraqueño son las plazas dónde se reunía Ignacio durante incontables horas a discutir, debatir e intercambiar ideas sobre películas, literatura y más importante aún, la vida. En su juventud su Ágora era la plaza Pérez Bonalde, llena de vida y discusión; Todo aquello convergía ahí y nutrió la visión de aquel joven. De ahí también conoció al pintor Jacobo Borges cuando sólo era un un muchacho con aspiraciones de artista, así como las de José Ignacio de ser escritor.

Acabada la adolescencia abandonó su Ágora y así mismo abandonó Catia para más nunca regresar.

La universalidad del caraqueño

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Es innegable que en nuestras venas corren una de las cargas genéticas más variadas del mundo; esto gracias a nuestra primer mestizaje durante la Colonia y luego en los años 40-50 la llegada de inmigrantes europeos complementó nuestro gran árbol genealógico.

Para José Ignacio Cabrujas el venezolano tiene una mayor capacidad de comprender la cultura, no necesariamente de ser más culto, sino de comprender la historia de la humanidad de una forma más diáfana. Esto debido al gran mestizaje que durante siglos habíamos ido reuniendo, dándonos una suerte de universalidad genealógica y cultural.

Cabrujas fue uno de los intelectuales contemporáneos más importante que pudo haber visto pasar nuestra ciudad, lleno de un aura que tenía una conexión innegable con su ciudad. él era su ciudad tanto como la ciudad era él.

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